Estos días por motivos laborales estoy asistiendo a unos problemas que en definitiva nos afectan a tod@s y he podido comprobar como el autoengaño o sencillamente la inconciencia o las ganas que las cosas se-resuelvan per-se van tomando forma en el consciente colectivo (1). Es un panorama engañoso el pensar que las cosas se van a solucionar porqué es lo que uno quiere cuando la realidad muchas veces es más ladina y oscura; lo peor de la especulación sin límite y la inacción deliberada es que se crean esos pozos de malestar colectivo que invaden el ánimo de todos los compañer@s. Las reacciones aireadas, la oposición a ultranza seguida de una sumisa pasividad y confianza hacen del conjunto una escena patética como si en una obra se desmoronase el escenario, el contexto y dejase a los actores desnudos ante un público de bocas cerradas y miradas de vacía comprensión. Me decidí a moverme precisamente porque una amenaza y una colección de avisos se estaba manifestando de forma alarmante y por tanto debía actuar, al menos hacer algo, al menos intentarlo. Y es así como me he convertido en la primer "rana" que intenta saltar de la olla de la que comienza a hervir el agua viendo como espectador-protagonista toda esta cadena de acontecimientos. Eso me llevó a recordar aquel texto de Martin Niemöller Cuando los nazis vinieron por los comunistas que transcribo más abajo.
(1) si tiras una rana a una olla con agua hirviendo, la rana saltará inmediatamente para ponerse a salvo; pero si acomodas a la rana en una olla con agua tibia y la pones a calentar lentamente, la rana se quedará ahí muy tranquila, acostumbrándose al cambio de temperatura y muriendo hervida.
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Martin Niemöller
(por cierto que este poema fue erróneamente atribuído a Bertolt Brecht)
[Más datos]
http://es.wikipedia.org/wiki/Martin_Niemöller
http://www.thequietman.org/?p=147
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